Llegamos a la Estación de Wanchaq muy temprano en la mañana para tomar un autobús que nos llevaría a la Estación de Pachar. En temporada de lluvias, el tren desde Cusco a Machu Picchu no puede circular en su primer tramo (Poroy-Pachar) por lo que la compañía Peru Rail utiliza un sistema bimodal (dos horas en autobús y dos horas a bordo del tren) para llegar a Machu Picchu. El transporte estuvo perfectamente organizado y no hubo ninguna complicación en su abordaje.
Peru Rail opera tres tipos de trenes a Machu Pichu. El Expedition es un servicio económico con un mayor número de salidas diarias mientras que el Vistadome, con menos salidas, es un tren con ventanas panorámicas y lunch incluido. Para los visitantes con mucho más presupuesto, el tren Hiram Bingham ofrece entretenimiento a bordo, comidas, guía de turistas en la ciudadela y una parada en el hotel Belmond Sanctuary Lodge en el Valle Sagrado.
Creo que para nuestras necesidades, el tren Vistadome fue suficiente e incluso excedió mis expectativas. Incluyó un sencillo pero delicioso lunch así como un espectáculo de danzas peruanas a bordo lo cual hizo muy ameno el trayecto. Las vistas, fueron maravillosas y también hubo breves explicaciones de las estructuras incas que podían verse desde el tren.
Llegamos a la hora prometida a Machu Picchu pueblo (antes Aguas Calientes) y tuvimos problemas para encontrar el hotel pues nadie conocía el nombre de las calles del pueblo (la mayoría de los empleados no nacieron ahí) ni el hotel y no teníamos señal de celular para poder utilizar Google Maps. Afortunadamente, nuestra lógica y GPS cerebral funcionó y después de unos minutos dimos con Panorama B&B.
Para llegar al Santuario de Machu Picchu es necesario tomar un autobús el cual llega a la ciudadela en 20 minutos. Lo sorprendente es el costo del boleto redondo: ¡¡24 USD!!. Sin duda, la concesionaria está vilmente aprovechándose del turista pues en ningún lugar del mundo hemos pagado tanto por 20 minutos. Ni siquiera en Noruega que es considerado uno de los países más caros para visitar. Los que no tienen 24 USD pueden optar por subir a pie aunque este recorrido dura 2 horas y a mi parecer es bastante cansado por la inclinación de la montaña. Yo recomendaría subir en el autobús y bajar a pie, lo cual siempre es menos agotador.
Llegamos alrededor de las 2pm y la gente proveniente de los tours se estaba retirando del lugar. El clima no lucía nada favorecedor: estaba lloviznando y las nubes cubrían la entrada. Mostramos nuestros pasaportes y los boletos de ingreso. Era hora de conocer una de las Maravillas del Mundo.
Uh-uh. ¡No veía NADA!.
Las nubes cubrían todo Machu Picchu y solo alcanzaba ver a unos cuantos metros de mí. No voy a mentir, sentí una decepción abrumadora. Traté de disimular mi tristeza a Mr. Viking mientras caminábamos detrás de un grupo de turistas alemanes a quienes les narraban las explicaciones de los templos que apenas se podían ver. En esos momentos estaba rogándole a todos los dioses de este mundo, incas, mayas, hindúes, Alá, Jehová etc. que me dieran unos rayos de sol para poder apreciar el sitio arqueológico.
Seguimos caminando por donde se encontraba el Templo del Sol, el Palacio, la Tumba Real y de pronto, los primeros signos del Astro Rey se empezaron a vislumbrar. Las nubes se disiparon y la belleza de Machu Picchu se mostró radiante ante nuestros ojos. Incluso corrieron por mis mejillas unas lagrimitas por poder apreciar su esplendor. Ahora sí, era hora de recorrer todo Machu Picchu.
El sitio es relativamente pequeño, comparado con los sitios arqueológicos mesoamericanos como Teotihuacán, Chichén itzá y Monte Albán. Dependiendo de la condición física del viajero, puede ser visitado en su totalidad en unas cuatro horas (sin contar la subida a la montaña Wayna Picchu). Es por ello que muchos viajeros toman el tren desde Cusco muy temprano en la mañana y toman el tren de vuelta ese mismo día. Nosotros optamos por pernoctar en Machu Picchu para visitar la ciudadela una vez más a la mañana siguiente.
Un poco de historia…
El sitio arqueológico de Machu Picchu está ubicado a 2430 m.s.n.m, es decir, 1,000 metros menos que Cusco. Se le conoce como “la ciudad perdida de los Incas” pues fue descubierta por el historiador Hiram Bingham hasta 1911. Hiram Bingham fue guiado por gente local quienes ya conocían la ubicación de la ciudadela (esto sucedió en muchos de los “descubrimientos” arqueológicos). Se cree que en Machu Picchu vivían alrededor de 1200 personas incluyendo a la realeza, maestros y agricultores.
Machu Picchu se divide en tres sectores: el sector agrícola (las terrazas y acueductos), el sector urbano (en la parte baja del sitio) y el sector religioso (en la cima de la montaña). Algunos arqueólogos e historiadores creen que Machu Picchu pudo haber sido una especie de lugar de retiro para la realeza Inca debido a su acceso difícil y remoto de los otros asentamientos y a su bellísima ubicación mirando al Río Urubamba.
Eran alrededor de las 5:15pm cuando salimos del sitio. Solo una veintena de personas se encontraban adentro y los guardias empezaron a decir que pronto sería la hora de cerrar. Tomamos el autobús de regreso al pueblo un poco cansados y hambrientos.
El dueño del hotel Panorama B&B nos recomendó un restaurante francés llamado El Indio Feliz el cual es el restaurante con la decoración más original que haya visitado hasta estos momentos de mi vida. La comida y los cocktails que pude probar estuvieron deliciosos y pudimos brindar a gusto por tan bello día. Como los viejitos que somos, fuimos a la cama temprano y recargamos la energía necesaria para nuestra visita a Machu Picchu al día siguiente.
**Gina