En Bergen, Noruega llueve mucho. Mucho. Ha llovido durante todas las ocasiones que hemos visitado esta encantadora ciudad. Bebés, niños y adultos poseen una variedad de atuendos para enfrentar tan miserable clima. La gente positiva dice “no hay clima malo sino ropa inadecuada”. Los más cínicos como mi esposo dicen que eso es bullshit. Todos queremos un sol maravilloso en nuestras vidas. Después de todo, el sol es vida.
Aparte de su clima un tanto deprimente Bergen es maravillosa. Su arquitectura, su ubicación entre siete montañas, la calidez de sus habitantes, su gastronomía, su sistema de transporte altamente eficiente, su amplia gama de diversión y entretenimiento hacen que los visitantes de la segunda ciudad más poblada de Noruega digan “desearía vivir aquí” o por lo menos que el mundo se pareciera más a Noruega.
Nuestros primeros días fueron de adaptación. El primer día únicamente fuimos al centro de la ciudad para recoger nuestros boletos del Norway in a Nutshell (del cual escribiré más adelante) y después visitamos el Fish Market para deleitar nuestras papilas gustativas con alguna delicia del mar. Copito durmió mucho durante este día sin que esto haya afectado su sueño nocturno.
Al otro día, Copito visitó una de las atracciones más visitadas de Bergen: el acuario. El primer paso para llegar a nuestro destino fue cruzar el mar de Vagen en el barco M/F Beffen. El cruce cuesta 25 coronas por persona y reduce considerablemente el tiempo de llegada al acuario. Para los niños ofrece una aventura adicional y para los adultos, una vista diferente a la fortaleza y a los barcos en el puerto.
El costo de entrada al Akvariet es realmente caro convertido a cualquier moneda extranjera. Cuesta 250 coronas noruegas para los adultos (500 MXN) y 150 coronas para niños a partir de los tres años. Los visitantes tienen que recordar que en Noruega los salarios son altos al igual que sus impuestos con los cuales se costean las escuelas y hospitales públicos así como su sistema de pensiones.
Disfrutamos el show de los leones marinos a las 12:00 y luego proseguimos a admirar las múltiples especies marinas. Copito corrió, jugó con los niños, se subió a Elias (un personaje famoso en Escandinavia) y quiso adoptar a uno que otro lince y oso disecado. Fue un tiempo familiar muy divertido y las persecuciones a Copo nos abrieron el apetito y la sed. Era hora del lunch.
Continuará…
**Gina