Sujeto: Copito
Aliados: Mr. Viking y Gina
Enemigo a vencer: Aburrimiento de un niño de dos años
Armas: iPad mini, crayolas, libros para colorear, entretenimiento a bordo, botanas saludables y no tan saludables, autoasiento en algunos vuelos.
Número de vuelos: 9 en total: 3 de ida a Bergen, Noruega; 3 a Copenhague, Dinamarca, 3 de regreso a Mérida, México.
Aerolíneas: Aeromexico, KLM, Scandinavian Airlines.
Plan de acción listo, ¡estábamos listos para nuestro viaje!
No me puedo quejar de nuestro viaje de ida. Llevar el autoasiento para la comodidad de Copito fue la mejor elección para un vuelo nocturno. Nunca protestó, se durmió sin ningún problema y sus papás pudieron cerrar sus ojos unas cuantas horas durante el vuelo Ciudad de México-Amsterdam. Conseguimos a través de una tienda online el autoasiento Cosco Scenera cuyas medidas son adecuadas para su correcta colocación entre los descansabrazos del asiento del avión (KLM pedía que fuese menor a 45cm de ancho y un autoasiento de uso común mide 52cm).
Mr. Viking fue el encargado de colocar el autoasiento tanto en la carreola como en el avión y aunque nos tardábamos más de lo acostumbrado en estar listos, tener a un hijo tranquilo, seguro y feliz era nuestra mejor recompensa.
En los vuelos cortos a Copenhague no llevamos el autoasiento y únicamente lo distraíamos con el iPad. Afortunadamente todos los vuelos ahora permiten el uso de aparatos electrónicos pequeños durante el despegue y durante el aterrizaje lo cual por fin nos permitió abordar todos juntos al avión sin miedo a que el aburrimiento hiciera de las suyas.
En los aeropuertos encontramos varios playgrounds los cuales Copito disfrutó. En el Aeropuerto de la Ciudad de México tuvimos acceso a un lounge de cierta tarjeta de crédito el cual contaba con área de juegos. Desearía que construyeran uno así en las áreas comunes y que este beneficio no sea únicamente para los tarjetahabientes. En Ámsterdam el area de juegos estaba en remodelación pero las áreas verdes le sirvieron a Copito para el mismo propósito. En Bergen había una resbaladilla solitaria que fue más que suficiente para entretenerlo antes de abordar a nuestro vuelo a Dinamarca. Ahora sí, la estrella de los aeropuertos kid-friendly la tiene el aeropuerto de Copenhague. Apenas aterrizamos nos dimos cuenta que estábamos en la tierra de los Legos. Legos por aquí, Legos por allá. Copo estaba feliz de jugar con sus adorados Legos mientras su padre recogía nuestro equipaje.
Nuestros vuelos de regreso a Mérida fueron un poco accidentados. Decidimos no llevar autoasiento. Mala idea. Vuelo diurno de 11 horas y el niño más travieso de su edad no son buena combinación. Afortunadamente nuestros rezos a Steve Jobs fueron escuchados y Copito disfrutó casi seis horas de películas de Curious George y Mickey Mouse Club House en el iPad hasta que ya fue hora de dormir. Utilizar el iPad para distraerlo nos hace sentir muy culpables pero en este tipo de casos extremos fue una bendición.
Por un error de KLM, nuestros números de boleto no aparecían en la reservación y tuvimos grandes problemas en el aeropuerto de la Ciudad de México. Gracias a la intervención de un supervisor de Aeromexico, quien llamó a KLM y resolvió el problema, pudimos llegar a casa sanos y salvos.
Lecciones aprendidas fueron muchas:
1. Jamas volver a tomar un vuelo diurno de larga duración con Copito a esta edad.
2. El autoasiento en un vuelo largo es tu mejor amigo si tu hijo está acostumbrado a él.
3. Llamar a KLM para reservar la comida infantil no funciona o al menos no en México.
4. Steve Jobs te amamos. ¿Cuándo te canonizan?
**Gina