Arribamos a Copenhague alrededor de las 11:00 am. Nuestros vuelos con Scandinavian Airlines habían sido un poco ajetreados pues tuvimos que hacer una escala en Oslo en tan solo 35 minutos. Nunca había corrido en un aeropuerto como lo hice en Oslo y qué bueno que lo hicimos porque llegamos justo a tiempo para abordar el vuelo a Copenhague. Algo que nos sorprendió muchísimo es que Scandinavia Airlines obliga a los pasajeros a documentar la carreola desde el lugar de origen. Nosotros, por supuesto, hubiésemos preferido utilizar nuestra propia carreola hasta la puerta del avión (como hemos hecho la mayoría de las veces). Afortunadamente, en el aeropuerto de Bergen jugamos con Copito en la resbaladilla ubicada después del Control de Seguridad y en el aeropuerto de Oslo utilizamos un carrito maletero con sillita para niños para correr por los pasillos.
El aeropuerto de Copenhague es lo más baby-friendly que he visto jamás. Carritos maleteros con asientos para niños, carreolas prestadas, Legos en las bandas de equipaje, baños familiares etc. Paraíso para los padres que aterrizan en la ciudad.
Recogimos la Copenhagen Card previamente comprada online y tomamos el metro que nos trasladó a la estación de Norreport en tan solo 20 minutos. El hotel Ibsens se ubica a tres cuadras de esta estación. Cerca había una infinidad de restaurantes, tiendas de conveniencia, tiendas de abarrotes y toda clase de servicios. Nunca tuvimos ningún problema para encontrar lo básico para Copito (pañales, galletas y leche).
El clima no lucía nada favorecedor. Llovía intermitentemente y no valía la pena visitar Tivoli Gardens como originalmente habíamos planeado. Entonces decidimos visitar el Castillo de Frederiksborg en el poblado de Hillerød al norte de Copenhague. Llegar no puede ser más fácil. Tomamos el S-train linea E (dirección Hillerød). El tren es muy cómodo y tarda unos 40 minutos en llegar desde la estación de Norreport. Una vez llegando a la estación seguimos los letreros en la calle que nos indicaban el camino al Frederiskborg Slot (Slot=castillo en danés).
Hillerød es poblado bastante encantador dominado por uno de los castillos renacentistas más hermosos del mundo. Caminamos por la Slotsgade, una calle pedestre llena de tiendas de ropa, jugueterías, artículos para el hogar, electrónicos etc. hasta llegar al castillo. Misteriosamente no encontramos en ella ningún lugar acogedor para comer a esa hora de la tarde salvo un café llamado Vivaldi.
El bellísimo Castillo de Frederiskborg fue construido como residencia del rey Christian IV en el siglo XVI y hoy en día alberga el Museo de Historia Nacional. En el siglo XIX un incendió destruyó gran parte del interior pero fue reconstruido poco tiempo después gracias a las contribuciones de la realeza y a las de filántropos como J. C. Jacobsen (fundador de la cervecería Carlsberg). Jacobsen también contribuiría a la fundación del Museo de Historia Nacional y de muchísimas obras más en Copenhague incluida La Sirenita y la Ny Carlsberg Glyptotek.
Tanto la transportación como la entrada al museo estaban incluidos en la Copenhagen Card y únicamente tuvimos que mostrarla en la taquilla. Las carreolas no están permitidas dentro del museo pero nos prestaron una especial en la entrada. Copito admiró muy cómodamente el arte renacentista aunque no con el mismo entusiasmo que su madre. Él hubiese preferido pasar todo ese tiempo afuera en el extraordinariamente bello jardín barroco. ¡Esos reyes sí que sabían como deleitarse la pupila desde las ventanas del castillo!. Afuera pasamos unas dos horas caminando con un Copito muy emocionado y feliz por poder correr todo lo que quiso.
Aquí les dejo parte de lo que vieron nuestros ojos:
Y ahora, la parte favorita de nuestro hijo:
Con una mamá feliz, un papá hambriento y un Copito feliz y hambriento, regresamos a Copenhague para una merecida cena. Elegimos un restaurante muy casual adentro de Tivoli Gardens para celebrar que cumplíamos seis años de vivir juntos. Con tal de estar con mi adorada familia un Burger King hubiese sido suficiente pues la emoción de estar en un lugar diferente a casa opaca mi cultura culinaria.
Esa noche todos caímos como troncos en la cama. Había sido un fantástico y mojado primer día en Copenhague.
**Gina