Después de comer el el hotel el desayuno más caro y poco variado que hayamos tenido jamás (155 coronas por pan, jamón y queso), caminamos hacia la calle Gammel Strand para realizar un paseo por los canales de Copenhague. Este tour está incluido en el precio de la Copenhaguen Card y como tomamos el primer barco del día (9:30am), solo una docena de viajeros estaban con nosotros.
El guía fue un joven de 23 años de look excéntrico que explicó a la perfección lo que veíamos desde el barco. Lloviznaba por ratos lo que impedía que Copito y yo pudiésemos sentarnos en la parte descubierta. Mr. Viking fue el encargado de las fotos en esta ocasión.
El recorrido duró hora y media aunque tuvo algunas paradas largas para recoger a más pasajeros en otros puntos de la ciudad. Pasamos por La Sirenita, el Palacio de Christiansborg, Nyhavn, la Opera, las pintorescas casas de Christianshavn, la Biblioteca Real, entre otros. Fue una excelente forma de empezar a recorrer la ciudad. Copito recibió un globo de regalo el cual perdió unas horas después por el fuerte viento que azotaba la ciudad.
Antes de dirigirnos a Tivoli Gardens, en donde pasaríamos toda la tarde, fuimos a recorrer a pie el lugar más famoso de Copenhague, Nyhavn. El antiguo puerto de Copenhague hoy alberga muchísimos bares, cafeterías y restaurantes. Ahí disfrutamos de una rica Carlsberg mientras veíamos pasar a toda clase de transeúntes listos para pasear en el primer día sin lluvia desde hacía una semana.
Después nos dirigimos al Palacio de Amalienborg, residencia invernal de la reina. Amalienborg está compuesto de cuatro edificios y cada uno de ellos, se encuentra un guardia real. Su aspecto es elegante y su estatura muy imponente aunque una vez que me acerqué a ellos me di cuenta que son muchachos muy jóvenes que en la Edad Media pudiesen haber sido mis hijos. Llegamos a la mitad del cambio de guardia, el cual empieza a las 12:00 del mediodía. No teníamos intenciones de presenciarlo completo por lo que cinco minutos fueron suficientes para satisfacer mi curiosidad real.
Mientras caminábamos a Tivoli vimos otro barco pasar por los arcos más angostos de un puente y nos dimos cuenta que el número de personas era mucho mayor a esa hora.
Continuará…
**Gina